KAUS SEFIROT
Es ejemplo de la nobleza que inspira un monumento erguido en la tierra, con los pies bien plantados en ella; una postura de desinterés y cierto altruismo, evocan la sabiduría de los seres terrestres, esos que se aferran a sus raíces, sin embargo, busca su origen en las estrellas, en lo alto. Un ser de barro que se sabe hecho de polvo de estrellas; un poema cósmico desde lo humano lo humilde, llena cualquier lugar de una atmósfera de sobriedad y sosiego, a la vez que inspira la búsqueda de algo más, de lo trascendente. Sin duda alguna, es el ejemplo perfecto de una escultura hecha lámpara, una luminaria que proyecta hacia arriba su luz para buscar, o bien, ser encontrada. Resulta en un artículo alegórico y a la vez inspirador, sobrio, elegante y a la vez sumiso y humilde en su concepto más humano, de ahí su grandeza y poderío, donde en un solo monumento convergen la grandeza de lo universal, con la sublime humildad de la tierra.